lOS maestros peruanos nunca debemos cansarnos de repetir que el Perú, nuestro país es diverso, y que existe un grupo de peruanos que no habla el castellano. En un día de inicio del año escolar una reflexión al respecto es justa y necesaria. Comparto el siguiente artículo :
Por: Laura Arroyo
Se inicia marzo y se inician las clases. El inicio del año escolar constituye una buena excusa para tomar en cuenta esos pequeños datos que generalmente pasamos por alto. Los llamo “pequeños” datos porque tienen relación con los estudiantes más pequeños, no porque sean datos irrelevantes. De hecho, son importantísimos.
La educación inicial es fundamental pues forja los cimientos de la educación futura. Los niveles de primaria y secundaria son importantes ya que permiten la consolidación y acumulación de conocimientos, pero es en el período de educación inicial que se desarrollan las habilidades de los alumnos para que lo logren con éxito. Por ejemplo, la facilidad o dificultad que tiene un alumno para aprender a leer y escribir tiene relación directa con el desarrollo de sus habilidades en el área de conciencia fonológica. Se trata, dicho en simple, del reconocimiento de los sonidos de las letras para luego unirlos en palabras. Es el paso previo a la lectura y escritura y se suele enfatizar a la edad de 4 años.
Entonces, si la educación inicial resulta fundamental para luego tener buenos alumnos y, consecuentemente, cada vez mejores ciudadanos y trabajadores, ¿cómo es posible que las siguientes antiguos problemas se mantengan? Veamos un par.
Esta semana, UNICEF presentó un documento que evalúa la situación de los niños en espacios urbanos. En este se señala que en el Perú alrededor de 7 millones de niños no tienen acceso a servicios básicos. Pregunto entonces, ¿cómo se espera que un niño se desarrolle óptimamente y saque provecho a la educación que recibe si, por ejemplo, no están bien alimentado? No hay que ser un genio para notar que existe una diferencia notoria entre un niño que acude a la escuela luego de un desayuno medianamente consistente y otro que sólo tomó una taza de té, o, en el turno tarde, entre el alumno que almorzó decentemente y aquel que se alimentó de manera muy frugal. ¿Cómo se les exige atención a los niños en el segundo caso?
En este sentido, considero positivo que el Instituto Nacional de Estadística se haya sincerado y ahora considere como una variable fundamental en la medición de la pobreza, la ingesta calórica de cada individuo. Con esta variación en la metodología de medición de la línea de pobreza, se estaría dando un paso importante para notar las reales brechas existentes entre los habitantes de zonas rurales y los de zonas urbanas. Pero además, se podría tener un mapeo importante sobre las condiciones en las cuales miles de niños en el país acceden a educación. Porque de nada sirve que la educación sea de calidad (que tampoco es el caso) si el alumnado no puede sacarle provecho.
Ahora consideremos otro tema mencionado en mi columna de la semana pasada. Resulta no sólo traumático, sino perjudicial, que miles de niños en el Perú no accedan a Educación Intercultural Bilingüe. En agosto del año 2010, nuevamente UNICEF, presentó el documento titulado “Estado de la niñez indígena en el Perú” (pueden verlo aquí). En dicho informe señala que la proporción de niños y niñas indígenas que asisten a un centro educativo es menor a la registrada entre sus pares que tienen como lengua materna el castellano. Además, afirman que la mayor diferencia en la asistencia a un centro educativo se da en el grupo de 3 a 5 años, en que el 55% de castellanohablantes acuden a la escuela, mientras que sólo el 32% de la niñez indígena asisten.
Si bien existen diversos factores que explican este ausentismo mayoritario a los centros educativos, el hecho de que no se respete la Educación Intercultural Bilingüe como un derecho, resulta injusto. ¿A qué tipo de educación acceden los alumnos si no se la imparte desde la lengua que hablan? Pues a una vertical, autoritaria, discriminadora y, sobre todo, perjudicial. Está comprobado que el desarrollo cognitivo de quien aprende en su lengua materna es mucho mejor que quien debe hacerlo en una lengua que no conoce, o que habla como segunda lengua.
Estos “pequeños” datos son importantísimos y deberíamos recordarlos hoy que se inician las clases. Por un lado, para recordarle a los padres de familia la importancia de que sus hijos asistan a la escuela desde pequeños. La educación inicial no es un juego ni un capricho. Por otro lado, para recordar que la mejora del sistema educativo involucra otros temas paralelos como nutrición y pobreza. Y, finalmente, para recordarnos a nosotros mismos que es imposible entender la educación en un país plurilingüe y pluricultural como un espectro homogéneo. Sin Educación Bilingüe Intecultural de calidad se sigue marginando a miles de alumnos que tienen derecho a educación de calidad, a aprovecharla, pero sobre todo, que respete su cultura y su manera de ver el mundo. Ojalá en el año escolar 2012 estas antiguas inquietudes sean tomadas en cuenta.
Por: Laura Arroyo
Se inicia marzo y se inician las clases. El inicio del año escolar constituye una buena excusa para tomar en cuenta esos pequeños datos que generalmente pasamos por alto. Los llamo “pequeños” datos porque tienen relación con los estudiantes más pequeños, no porque sean datos irrelevantes. De hecho, son importantísimos.
La educación inicial es fundamental pues forja los cimientos de la educación futura. Los niveles de primaria y secundaria son importantes ya que permiten la consolidación y acumulación de conocimientos, pero es en el período de educación inicial que se desarrollan las habilidades de los alumnos para que lo logren con éxito. Por ejemplo, la facilidad o dificultad que tiene un alumno para aprender a leer y escribir tiene relación directa con el desarrollo de sus habilidades en el área de conciencia fonológica. Se trata, dicho en simple, del reconocimiento de los sonidos de las letras para luego unirlos en palabras. Es el paso previo a la lectura y escritura y se suele enfatizar a la edad de 4 años.
Entonces, si la educación inicial resulta fundamental para luego tener buenos alumnos y, consecuentemente, cada vez mejores ciudadanos y trabajadores, ¿cómo es posible que las siguientes antiguos problemas se mantengan? Veamos un par.
Esta semana, UNICEF presentó un documento que evalúa la situación de los niños en espacios urbanos. En este se señala que en el Perú alrededor de 7 millones de niños no tienen acceso a servicios básicos. Pregunto entonces, ¿cómo se espera que un niño se desarrolle óptimamente y saque provecho a la educación que recibe si, por ejemplo, no están bien alimentado? No hay que ser un genio para notar que existe una diferencia notoria entre un niño que acude a la escuela luego de un desayuno medianamente consistente y otro que sólo tomó una taza de té, o, en el turno tarde, entre el alumno que almorzó decentemente y aquel que se alimentó de manera muy frugal. ¿Cómo se les exige atención a los niños en el segundo caso?
En este sentido, considero positivo que el Instituto Nacional de Estadística se haya sincerado y ahora considere como una variable fundamental en la medición de la pobreza, la ingesta calórica de cada individuo. Con esta variación en la metodología de medición de la línea de pobreza, se estaría dando un paso importante para notar las reales brechas existentes entre los habitantes de zonas rurales y los de zonas urbanas. Pero además, se podría tener un mapeo importante sobre las condiciones en las cuales miles de niños en el país acceden a educación. Porque de nada sirve que la educación sea de calidad (que tampoco es el caso) si el alumnado no puede sacarle provecho.
Ahora consideremos otro tema mencionado en mi columna de la semana pasada. Resulta no sólo traumático, sino perjudicial, que miles de niños en el Perú no accedan a Educación Intercultural Bilingüe. En agosto del año 2010, nuevamente UNICEF, presentó el documento titulado “Estado de la niñez indígena en el Perú” (pueden verlo aquí). En dicho informe señala que la proporción de niños y niñas indígenas que asisten a un centro educativo es menor a la registrada entre sus pares que tienen como lengua materna el castellano. Además, afirman que la mayor diferencia en la asistencia a un centro educativo se da en el grupo de 3 a 5 años, en que el 55% de castellanohablantes acuden a la escuela, mientras que sólo el 32% de la niñez indígena asisten.
Si bien existen diversos factores que explican este ausentismo mayoritario a los centros educativos, el hecho de que no se respete la Educación Intercultural Bilingüe como un derecho, resulta injusto. ¿A qué tipo de educación acceden los alumnos si no se la imparte desde la lengua que hablan? Pues a una vertical, autoritaria, discriminadora y, sobre todo, perjudicial. Está comprobado que el desarrollo cognitivo de quien aprende en su lengua materna es mucho mejor que quien debe hacerlo en una lengua que no conoce, o que habla como segunda lengua.
Estos “pequeños” datos son importantísimos y deberíamos recordarlos hoy que se inician las clases. Por un lado, para recordarle a los padres de familia la importancia de que sus hijos asistan a la escuela desde pequeños. La educación inicial no es un juego ni un capricho. Por otro lado, para recordar que la mejora del sistema educativo involucra otros temas paralelos como nutrición y pobreza. Y, finalmente, para recordarnos a nosotros mismos que es imposible entender la educación en un país plurilingüe y pluricultural como un espectro homogéneo. Sin Educación Bilingüe Intecultural de calidad se sigue marginando a miles de alumnos que tienen derecho a educación de calidad, a aprovecharla, pero sobre todo, que respete su cultura y su manera de ver el mundo. Ojalá en el año escolar 2012 estas antiguas inquietudes sean tomadas en cuenta.
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