En el campo educativo se vienen dando grandes cambios y grandes ajustes, que están derrumbando paredes de mediocridad y están levantándose rapidamente nuevas, que parten de una mirada a las fortalezas y a los grandes maestros que hay en muchas aulas a nivel nacional.
Los gobiernos anteriores nunca pensaron que maestros de aula innovadores, con amplia trayectoría en la práctica educativa y con resultados obtenidos en las pruebas censales, podrían ser llamados y capacitados para replicar sus experiencias con los colegas de escuelas cercanas, llamadas el día de hoy : redes educativas. Esta es una realidad concreta.
El gobierno actual y la cartera de educación a un año de gestión permite ver que hay cambios en las aulas que se vienen dando. Hay zonas en el Perú, donde se ha llegado a visitar escuelas a un 100 por ciento, se ha dado la mano a muchos maestros que pensaban ser parte de un número más en las estadísticas. Se están promoviendo fascículos simples sencillos que llevan de manera simple, a la mejora de los aprendizajes.
Hay una mirada clara en este tema y esto nos llevaría si sigue así en algunoa años a una mejor sociedad para todos. Para la derecha una educación así se convierte en un peligro, ya que el día de hoy sólo son sus hijos los que tienen el privilegio de contar con una buena educación y con un futuro de calidad, ya que siempre estarán en mejor situación de preparación en relación a la gran mayoría de peruanos.
También hay elementos políticos mezclados para promover con algunos medios de comunicación la salida de una Ministra que está firme en lograr lo que parecía imposible "Una educación de calidad para todos", en función de un cambio: "cambiemos la educación, cambiemos todos".
Compartimos el siguiente artículo publicado por el periodista Augusto Alvarez Rodrich:
El cargamontón contra la ministra Patricia Salas se está desmoronando por la fuerza de las opiniones más prestigiosas sobre educación, mientras se constata que el embate se parece mucho al que le aplicaron a Ollanta Humala en la campaña electoral, tanto por sus autores como por su forma de actuar.
El ataque contra Salas es por la Ley de Desarrollo Docente (LDD), pero ya estaba en marcha desde que se cocinaba el nuevo gabinete. Los mismos que hoy exigen su renuncia son los que entonces no querían que siguiera en el elenco ministerial.
Cuando solo había el anuncio del presidente Humala del mensaje del 28 de julio, y un desarrollo preliminar de la ministra en una entrevista periodística, la LDD fue comentada por algunos como un severo retroceso en la Carrera Pública Magisterial (CPM) del gobierno aprista, como una claudicación frente al Sutep, y hasta como un acercamiento a Sendero Luminoso.
Nada de eso es cierto pero, aprovechando que el gobierno volvió a ratificar su invicta capacidad de errar en la comunicación, los operadores del ataque se pusieron manos a la obra en dos frentes.
Uno es el político, mediante una insólita moción de interpelación a Salas a partir de una propuesta no formalizada que solo se conoce por versiones periodísticas. Para camuflar su verdadera intención, debieron haber esperado al menos a la presentación oficial del proyecto.
El segundo es el periodístico. Los medios que en la campaña electoral quisieron destruir a Humala –y que ni siquiera le aceptaron la cita que les pidió para explicarles que iba a respetar la libertad de expresión–, pero que una vez iniciado el gobierno se treparon al carro gubernamental, son los mismos que ahora están aplicando presión contra Salas con métodos y formas similares.
El embate contra Salas iba viento en popa hasta que, para desdicha de sus operadores, aparecieron las opiniones de los más prestigiosos expertos peruanos en materia educativa para comentar que, a partir de lo que se conoce del proyecto –aún de manera informal–, la LDD significaría una clara mejora de la CPM.
En ese sentido han opinado expertos valiosos y con posición independiente como Ricardo Cuenca, José Rivero o León Trahtemberg. Para este último, la LDD “mantendría los pilares de la CPM pero ampliando sus criterios y niveles (lo cual) permitiría incorporar de inmediato a los 225 mil maestros que aún están fuera de ella con sueldos congelados desde hace seis años”.
El embate contra la ministra Salas constituye un contraataque de la DBA luego de su derrota por la salida del ex premier Óscar Valdés. El presidente Humala cometería un grave error si cediera ante ella.
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