Es un honor siempre participar activamente en el arreglo y la organización de la fiesta de bienvenida, recibir a los padres y, a la vez compartir con los niños y verlos disfrutar de la misma.
Estas fiestas sirven como termómetro oportuno para visualizar como van las cosas entre todos, me refiero a la parte afectivo emocional.
Los niños disfrutan, como siempre con la música, juegos y bromas del show infantil; obsequio de los miembros de APAFA.
Ha sido un final perfecto ya que, a la vez se ha concluido la evaluación de entrada de las listas de cotejo, fichas de matrícula y documentos familiares; y, por otro lado, los maestros procederemos a bajar toda la información, estadísticas, cuadros y demás que prometo compartir con ustedes el día sábado o domingo a más tardar.
Por lo expuesto pueden notar que estamos volando de trabajo por lo que esta semana hay que pisar el acelerador y desarrollar el trabajo de la mejor manera.
En este contexto, una fiesta hace la diferencia ya que permite visualizar datos importantes de los niños. Por un lado, he tenido niños que han ganado múltiples premios, han sido rápidos, listos y precisos en los juegos y, por otro lado he estado en una esquina con aquellos a quienes las fiestas los asustan: temen a la bulla, a estar fuera en el patio "con los otros" (niños de otras aulas) y no en el aula que, pese al poco tiempo, ya conocen.
La facilitadora puede aprovechar para indagar el mundo interno de cada niño, en estos espacios, y darle también la oportunidad de expresarse y mostrarse tal cual es. Este ejercicio es necesario para el conocimiento y el respeto a las individualidades, ya que partiendo de ellas podremos orientar correctamente a nuestros alumnos, con la finalidad de superar trabas, en algunos casos, y caminar con ellas en otros.
En nuestra fiesta de bienvenida, la mesa fue de lujo, las madres mandaron sus colaboraciones. Ha habido recuerdos, globos, sorpresas y un ambiente formidable de fiesta de bienvenida con mucho calor humano.
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