En este hermoso día de la madre quiero decirles que me siento muy honrada de compartir con ustedes todos los días porque son muy divertidos y a la vez quiero decirles que cada día que pasa los quiero más.
Siempre recibo de ambos mucho cariño, pero hace un mes sucedió algo que cambio nuestro ciclo normal de convivencia. Era tarde, muy tarde y no podía dormir, porque no podía respirar.
Me acerqué a tu cuarto y me dijiste: es una gripe muy fuerte, vayamos a la clínica. No, le dije, es sólo una gripe.
– Entonces me voy a dormir contigo, te acompaño y jaló todas sus cobijas y se vino a mi cama, como antes pero a la inversa, cuando tenían pesadillas y me quedaba sentada cuidando sus sueños, arropándolos.
No podía echarme, me ahogaba. Llamé a Rodrigo, quien llegó rápido con su estetoscopio, con su tensiómetro, con su reloj, apurado.
Me preguntaba: ¿te sientes cansada?, respira, tose, contestaba todas las preguntas, bien obediente recordando cuando él me hacia alguna travesura y tenía que preguntarle rápidamente que se había comido o donde había metido el pie para salvarlo.
- Esto no me gusta, le dijo a Laura, los bronquios están cerrados, jaló a su hermana le dijo algo al oído y los dos vinieron decididos a sacarme de inmediato al hospital.
- En ese momento escuché de la manera más dulce: mamá, cuando éramos pequeños te necesitábamos mucho y siempre tenías que estar sanita y fuerte para nosotros, sin ti todo era imposible. Hoy necesitamos llevarte al hospital, lo que tienes es serio y ahora que estamos grandes te necesitamos más, porque te queremos, vamos al Hospital, es urgente no vas a poder respirar bien si nos quedamos y este cuadro dice Rodrigo va a empeorar. En ese momento recordé como hacía para convencerlos para que tomen el jarabe desagradable para sanar la tos.
Partimos y en efecto ni bien llegué al Hospital Laura corrió a ver todo el asunto administrativo de atención y Rodrigo entraba a emergencia, ella veía todo lo que era datos informativos, costos, pagos de atención. El doctor me revisó y coincidió con Rodrigo, entré a nebulización de inmediato, me pusieron una inyección a la vena y todo el tiempo lo tuve al lado mío para mirarme mucho, abrigarme cuando sentía frío estuvieron nebulizándome, por primera vez, que cansado es y cómo te tiembla el cuerpo, felizmente tenía esa noche y la siguiente a mis hijos para que me abriguen.
Sigo curándome, pese a que ha pasado un mes, tengo prohibidas, las gaseosas, los chocolates, los caramelos, miles de cosas más, y aunque las personas que me conocen no lo crean, estoy haciendo caso a los doctores porque me quiero a mí principalmente y quiero ver siempre sonreír a mis dos hijos, que esa noche me llenaron de sentimientos tan raros, porque a partir de un evento tan difícil, me sentía tan orgullosa, tan feliz , con el pecho henchido de orgullo, de ver a mis hijos como se están convirtiendo día a día en personas nobles, justas, comprometidas, verlo a Rodrigo en el camino a ser un gran Doctor aplicando todos sus conocimientos, en este día para mí, siguiendo paso a paso la evolución del proceso hasta hoy, coordinando con los doctores, opinando, entendiendo y cooperando, ver a Laura ejecutando todas las acciones para que administrativamente no faltara un sólo dato y contara con todas los medicamentos de manera efectiva oportuna y rápida, las palabras de ambos para darme valor , fuerza y amor, muchísimo amor, ha sido el regalo más grande que he podido recibir.
No hay objeto, elemento que pueda cambiar lo que ustedes me dan, me dieron esa noche y estoy segura me daran toda mi vida.
No hay objeto, elemento que pueda cambiar lo que ustedes me dan, me dieron esa noche y estoy segura me daran toda mi vida.
Hijos: ustedes son el mejor regalo de mamá.
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