En el trabajo en grupo es frecuente ir viendo diversos tipos de comportamientos de acuerdo a los modelos ya sea familiares o personales que se estructuran en la familia y la sociedad.
Por ejemplo, el día jueves en uno de los grupos del aula, había un ambiente de armonía particular y a la hora que me acerqué para acompañarlos me incentivaron a apoyar en determinar quien repartiría las loncheras. Los vi animosos, entre ellos se habían felicitado por sus logros, se hacían barras, etc.
El siguiente grupo me llamó, y me presentó varias quejas, por un lado había un niño que no hacia nada, “¡no ha hecho nada de nada” era la queja, y luego él respondió que no había material y era cierto. Pregunté “¿y dónde está lo que se ha repartido?”. Observé que uno de los niños se había guardado debajo de las cartulinas todo lo posible y estaba preocupado por seguir recaudando. Pero de él no había quejas, “yo todo lo hago y lo hago bonito ¿no?”.
Les dije entonces que es importante trabajar en grupo y que si seguían trabajando cada uno por su lado no avanzarían; le pregunté a quien se guardaba las cosas si no le parecía terrible, si acaso no creía que sería mejor si aportara algo con los demás amigos del grupo. “Estarías feliz aportando con un papelito, yo te veo preocupado con un montón, de papeles, gomas y te falta tiempo para disfrutar de tu grupo”. “Miren que bonito han trabajado en ese grupo, todos con alegría con ánimos, todo para todos, es agradable”.
En ese momento me llama el otro grupo y me piden que los llame para acompañarlos a rezar, cantar, y poder comer la lonchera (que cada uno había sacado en desorden).
“No puedo” les dije, “estoy resolviendo un problema acá. Organícense, recen, canten, y apóyense entre todos”. No podían, se miraban y nada, me hice la que no me di cuenta, tomaron la lonchera sin cantar sin agradecer sin nada, pero les quedó, estoy segura, planteada la necesidad de armar grupos y liderarlos pues alguien lo tiene que hacer.
Así fueron avanzando. El grupo quejoso es curiosamente, el de los hijos únicos; unos quieren que les hagan todo, otros quieren hacerlo todo sin importar grupos ni nada, y el otro guarda y guarda para él sin pensar en los demás y finalmente termina perjudicándose a sí mismo. Avanzaron como grupo, pero con mi presencia, los dejé para la parte final, en donde cantaron, rezaron y todo lo demás con gran fuerza como queriendo llamar mi atención.
Este hecho me lleva a reflexionar acerca de ese pilar que hablamos en educación “aprender a convivir”, el cual contempla la necesidad de entendernos como parte de un grupo humano y trabajar por el avance del mismo.
Siento que al igual que en mi aula, estamos actuando como sociedad, y es por eso que el planeta en este momento se ve amenazado por nosotros. Lo contaminamos y lo deterioramos a diario, pensando como hijos únicos, sin pensar en los demás. Que importante es analizar quienes somos en relación a este convivir en un planeta que es de todos y que cada una de las cosas que hay son parte de este compartir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario