lunes, 10 de octubre de 2011

LEYENDO ESTÁNDARES DE APRENDIZAJE DE IPEBA

LOS APRENDIZAJES EN LA COMUNIDAD EUROPEA


Europa incorporó ocho competencias básicas al currículo con la finalidad de poner el acento en aquellos aprendizajes que se consideran imprescindibles. Estas competencias son las que deben desarrollar los y las jóvenes al terminar la enseñanza obligatoria para poder lograr la plena realización personal, la ciudadanía activa, la cohesión social y la empleabilidad en la actual sociedad del conocimiento y en un mundo cambiante.



La inclusión de las competencias básicas en el currículo tiene varias finalidades. En primer lugar, integrar las diferentes aprendizajes, tanto los fomales, incorporados a las diferentes áreas o materias, como los informales y no formales. En segundo lugar, permitir a todos los estudiantes integrar sus aprendizajes, ponerlos en relación con distintos tipos de contenidos y utilizarlos de manera efectiva cuando les resulten necesarios en diferentes situaciones y contextos. Por último, orientar la enseñanza al permitir identificar los contenidos y los criterios de evaluación que tienen carácter imprescindible y, en general, inspirar las distintas decisiones relativas al proceso de enseñanza y de aprendizaje.



Estas competencias básicas hacen referencia a las competencias comunicativa (en lengua materna y lenguas extranjeras), matemática, científica, digital, social y cívica; y por otro lado, al sentido de iniciativa y espíritu de empresa, a la capacidad de aprender a aprender y a la conciencia y expresión culturales.



Este enfoque de competencias abarca aptitudes y actitudes necesarias para aplicar adecuadamente el conocimiento, para la continuación del aprendizaje, para mantener un espíritu crítico y para la creatividad. Por eso es fundamental que el estudiante aprenda a seguir aprendiendo.



En la actualidad, se ha logrado abordar en forma transversal las competencias en lengua materna, lenguas extranjeras, matemáticas y ciencias, enfatizando el desarrollo de aptitudes y actitudes constructivas, paralelamente a la adquisición de conocimientos con aplicaciones prácticas.



La competencia digital se ha desarrollado informalmente, pero no se ha atendido el espíritu crítico en el uso de las nuevas tecnologías y medios de comunicación, ni el reparo a los riesgos, así como tampoco a las consideraciones éticas y jurídicas. Está pendiente estimular la creatividad e innovación y personalizar el aprendizaje.



Asimismo, los planes de estudio incluyen competencias para aprender a aprender, pero ni escuelas ni docentes están preparados para eso y necesitan apoyo. Para las competencias sociales y cívicas, del espíritu empresarial e iniciativa y de la conciencia y sensibilidad cultural, se requiere también superar la mera transmisión de conocimientos, a fin de que los estudiantes tengan oportunidades de tomar iniciativas, con escuelas abiertas al mundo del trabajo, al voluntariado, al deporte y a la cultura mediante colaboración con empleadores, organizaciones juveniles, protagonistas culturales, sociedad civil, empresas o la creación de miniempresas estudiantiles.



Las propuestas descritas líneas atrás, plantean los hitos y las aspiraciones de una educación de calidad para el siglo XXI. Dan sentido a la educación centrándola en los aprendizajes, enfatizando en la necesidad de desarrollar competencias para que los estudiantes puedan intervenir de un modo eficaz en un contexto complejo, incluyendo en esta actuación la responsabilidad y la ética, los conocimientos, las actitudes y los valores, situando, además, este aprendizaje en el ámbito de lo demostrable y de la eficiencia.




Establecimento de estándares de aprendizaje



La preocupación por la situación de los aprendizajes ha llevado a muchos Estados del mundo a asumir un compromiso formal y público por mejorar la calidad y equidad de la educación básica. En ese sentido, han realizado reformas profundas en sus sistemas educativos colocando el aprendizaje como el fin último de la tarea educativa, para lo cual todas las medidas de acción estatal se concentran en brindar a los estudiantes, docentes y escuelas las condiciones necesarias para garantizar que los estudiantes logren los aprendizajes básicos que les permitan desenvolverse en la sociedad moderna.



Uno de los cambios en la política curricular de estos países fue el establecimiento de estándares de aprendizaje, con la finalidad de definir claramente y en forma consensuada qué metas de aprendizaje deberían ser logradas por todos los estudiantes del sistema, independientemente de su estatus socioeconómico o ámbito cultural de pertenencia. Para ello, se asumió que todos los esfuerzos de política deberían concentrarse prioritariamente en garantizar que los recursos existentes y aquellos por obtener, se invirtieran racionalmente en el mejoramiento de las condiciones educativas que garantizaran a todos los estudiantes un acceso equitativo y creciente a las oportunidades de logro de esos aprendizajes.



De esta manera, especificar de un modo claro y preciso qué es lo que deben aprender los estudiantes en la escuela se consideró como uno de los primeros pasos importantes en la tarea de reenfocar las acciones de los sistemas educativos hacia el logro de aprendizajes pertinentes y de calidad.



Los resultados de las últimas evaluaciones internacionales muestran que países como Finlandia, Japón, Corea del Sur, Hong Kong, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Inglaterra, entre otros, hicieron reformas con buenos resultados en relación a la mejora de los aprendizajes, basándose en estándares de aprendizaje. De igual manera, en América Latina, países como Colombia, Chile y Guatemala han implementado estándares de aprendizaje en sus sistemas educativos con el reto aún pendiente de lograr que dicha implementación redunde en la mejora efectiva de los aprendizajes de sus estudiantes.




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